martes, 1 de noviembre de 2016

Día de todas las santas mantis religiosas


 Cuando esta mañana desperté lo primero que vi fue un día largo como un año y un mar inundado  por la lágrimas de todos nosotros: los que vivimos en esta parte del mundo y, sobre todo, de los que huyen de sus guerras y sus miserias. 

Después, salí de mi casa y miré las caras de la gente que se cruzaban en mi paseo sosegado. Vi algunos rostros satisfechos y serenos, pero muchos otros eran desvelados, intranquilos, insustanciales y anodinos. "¿Cuánta gente es verdaderamente feliz?", me preguntaba y, al mismo tiempo, me contestaba que era una respuesta complicada porque todos salimos a la calle con un semblante que, casi nunca, refleja el alma. La verdad es que todos tenemos mucho miedo de mostrar el alma. Los humanos, a diferencia del resto de los animales, somos, por lo general, seres muy endebles y vulnerables. Y algo apocados.

Más tarde me senté a tomar un café en la terraza de los Baños del Carmen. Miré a lo lejos y vi al final de la bahía, sobre el puerto, unas grúas que parecían jirafas y varios Manhattan; uno, formado por los edificios de la Malagueta y, otros, flotantes, constituidos por los buques cruceristas. El mar, en los Baños del Carmen, también lloraba.

Mi propósito era tomarme, en solitario, un café oliendo a mar, pero sobre mi mesa estuvo imperturbable, todo el tiempo, una mantis religiosa. Las mantis religiosas son animales antisociales, excepto en época de reproducción, cuya cópula dura dos horas, tras ella la hembra se come al macho, aunque, al parecer, no siempre ocurre así (como no soy entomóloga desconozco si era hembra o macho la que me acompañó). Su vida es muy corta, apenas un año, y su presencia es positiva no sólo por ser devoradora de otros insectos sino por su significación. Mantis es una palabra griega que significa "profeta" y verla o encontrarla expresa la necesidad de practicar la meditación. En la cultura egipcia es el emblema de un renacimiento en la vida.
Entiendo muy bien el mensaje que me quiere transmitir esta mantis religiosa porque he renacido varias veces. Todos renacemos varias veces. Mañana, cuando me levante, veré el día  y el mar como lo que son: "...porque en nosotros mismos, en la lucha, está el pez, está el pan, está el milagro".(1)


1.- Odas elementales, Pablo Neruda.

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