Mare Nostrum que estás en
los cielos perdónanos nuestras deudas pero no nos perdones nuestra falta de
humanidad porque el oprobio es inmenso, colosal, gigantesco, infinito e
inmensurable. Hemos vuelto la cabeza para no mirar, hemos cerrado los ojos para
no sentir y hemos recogido nuestras
manos para no tener que prestar ayuda. Todos nuestros hogares deben ser señalizados con una línea negra; después, han de ser
arrasados y quemados. Nuestros hijos deben ser sacrificados también. Aún así no
alcanzaremos el perdón. Jamás seremos dignos de ser personas. Hemos pecado
porque hemos permitido que el mar Mediterráneo sea un mar rojo, un mar muerto,
un mar negro.
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